En este post publicamos la reflexión de Adrián Insausti, co-fundador de op2aim y experto en inteligencia artificial, sobre cómo se deben (y no deben) aplicar las técnicas de vanguardia tecnológica.
Mucho se habla estos días sobre digitalización, big data, inteligencia artificial, machine learning y una larga lista
de palabras que se repiten en todos los sectores y que, debido a ello, están perdiendo el significado y la utilidad que pueden ofrecer a las organizaciones. Este efecto hace que muchas empresas sientan la necesidad de comenzar nuevos proyectos de este tipo
sin tener objetivos claros ni propósitos más que el de poder mostrar a sus competidores que están utilizando tecnologías nuevas y que se están modernizando. Dicho de otra forma, en muchos casos, estas tecnologías se utilizan como un fin y no como un medio para alcanzar los objetivos.
Las consecuencias de trabajar desde este punto de vista son proyectos con grandes presupuestos, sin objetivo, que resultan fallidos o, en el mejor de los casos, finalizan con éxito pero la herramienta resultante no cubre ninguna necesidad o es demasiado compleja técnicamente para el perfil que la va a utilizar.
¿Quiere decir esto que dichas técnicas y tecnologías son una moda pasajera inútil? La respuesta es; ni mucho menos. El problema es la forma de acercarnos a ellas. Para hacerlo de forma correcta, no debemos pensar en qué tecnologías debemos usar y después pensar en el problema que podemos resolver con ellas, sino que debemos revisar qué problemas y retos tenemos en la organización y analizar cuáles no se pueden resolver con técnicas clásicas y sí con machine learning, optimización, inteligencia artificial, etc. Por ello, lo primero es fijar el problema a tratar y, por tanto, tener clara la solución deseada.
Siguiendo esta filosofía es como nació op2aim, donde, tras detectarse una necesidad (la optimización de costes en la estimación de empleados para presentar ofertas a licitaciones) y viendo que con técnicas tradicionales y aproximaciones simples los resultados no son satisfactorios, se buscaron nuevas técnicas, en este caso la optimización heurística multiobjetivo, para mejorar significativamente la rapidez, la calidad y los costes de las ofertas presentadas. El resultado es un proyecto en el que se están obteniendo las soluciones deseadas en tiempos radicalmente menores y teniendo en cuenta muchos más factores de los que se utilizan hoy en día, aumentando la calidad de las ofertas y, como consecuencia, aumentando la probabilidad de ganar licitaciones.
En conclusión, si el objetivo de tu compañía es adaptarse a los nuevos tiempos, digitalizarse, y usar nuevas técnicas, el enfoque debe empezar siempre por el problema y nunca por la tecnología o la técnica que esté de moda o “apetezca” aplicar.
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